sábado, 24 de diciembre de 2011

No te puedo dejar de escribir hoy.

Recién me preguntaba qué harías para tenerme cerca, cuales serían tus rituales.
Porque siempre fui medio pata de carro y me estaba yendo, pero siempre volvía, siempre. Para esta fecha, para alguna otra, estuvimos toda mi vida tan cerca…
Yo por ejemplo estaba haciendo la mezcla para los panqueques y “esperá un poquito que se asiente la harina” me hizo emocionar… y la miré a Brasa, ahí aguantando los años y te pienso tanto, te pienso caminando despacito, riéndote como loca, levantándote a cualquier hora… qué loco separarse físicamente tanto tiempo, qué loco no verte en ojotas turquesas y bermudas pescadoras, qué loco no verte esforzándote para ponerte bonita esta noche, sólo para nosotras, prendiendo el fueguito, tomando un fernet… no haber ido a los chinos con un calor de muerte a comprar solamente champú caro y almendras con chocolate.
Entonces todo esto tiene un sentido, ¿sabés? A mí siempre las fiestas me chuparon un huevo hasta que empezó a ser una excusa para agasajarnos y estar juntas, solitas las dos, tan valientes, haciendo asado y aguantando los cohetes… a veces pensando en papá, en otros muertos, en los vivos que amamos, como si la energía de amor del mundo trascendiera las religiosidades y nuestro zurdaje nos pusiera de cara al inconciente colectivo para dejarnos brindar, abrazarnos a las 12 pensando en otro año de cosas lindas que pasamos juntas en espíritu… es lo mismo mamá, estás en mi cuerpo y mi alma tan fuerte, los que me conocen te conocen, tu nietito te conoce, mi amor te conoce, tu hija te conoce.
Feliz navidad.

lunes, 28 de noviembre de 2011

Raices.

Me acuerdo de que siempre odié que no te levantes a la mañana.
O que salgas tan tarde de trabajar.
Me acuerdo que odié que fueras vieja, y pensé que por eso no entendías nada de mi adolescencia.
Me acuerdo que una vez te tiré cosas por la cabeza y me corté en el baño.
Me acuerdo de que no me quería mudar del barrio en el que crecí y que sentí que me obligabas.
Me acuerdo de que casi nunca ibas a los actos de la escuela.
Me acuerdo de que no te bancabas a muchos de mis amigos.
Me acuerdo de que eras bastante dura.

Y me acuerdo de que no te levantabas a la mañana porque te quedabas hasta tarde conmigo. Porque salías tarde de trabajar, entonces aprovechabas el tiempo a la vuelta.
Que fuiste la más comprensiva de todas las madres del grupo. Y la más graciosa, y la que se quedaba hasta las 5 de la mañana charlando con nosotros cuando me juntaba con los pibes.
Que la vez que me corté en el baño te quedaste toda la noche al lado de mi cama, y al otro día cuando me desperté hablamos de eso, y de millones de cosas más.
Que nos mudamos de casa porque conseguiste una que tenía departamentos para alquilar, lo que significaba una herencia permanente.
Que para vos el día de la raza, el de la bandera, el de San Martín, significaban lo que realmente significan, no lo que nos dijeron en la escuela.
Que fuiste la mejor consejera y siempre tuviste olfato con las personas.
Me acuerdo que lo que vos me enseñaste me marcó más que lo que no me vas a poder enseñar.

Me acuerdo de vos con las plantas, de vos con los libros, de vos con las 4 estaciones de Vivaldi puestas para dormir, de vos con la burbuja de cristal para que no tenga miedo, de vos malabareando con la guita para darme gustos estúpidos, de vos con ropa cómoda que me llenaba de orgullo, de vos con gente que todavía encuentro, alumnos, colegas, amigos que te recuerdan con tanto pero tanto cariño y yo te reconozco tanto ahí, no paro de encontrarte.

Y ahora voy a ser mamá, ¿sabés?,
ojalá sea la mitad de inmensa que vos,
y ojalá encuentre ahí un lugar mejor en donde hablarte.

martes, 25 de octubre de 2011

Cómo encontrar la valija del viaje a Venezuela.

Tomá-té manzanilla.

Nunca le pasó.

Ni le va a pasar, lola lola.

Yo tampoco sé, basta.

Pero entonces los lentes y leer cosas y encontrar por casualidad una valija vieja llena de cosas mías que ya no son mías porque ni me las acordaba y puede ser que ahora... ¡ahora nada!, si me siento un poco a pensarlo ahora más nada.
¿Y qué le vas a hacer? decir "no encuentro el tiempo" porque "perdí el tiempo" tiene interpretaciones que no se aplican, y esperar que en algún bolsillo de otro saco me encuentre el mapa de lo que fue.

Otra cuestión.

Estoy tan llena de esta vida nueva y de la muerte vieja A LA VEZ, que recupero esto de haber sido siempre tan ambigua.
Porque yo estoy tratando, yo trato y quiero que salga para arriba, y a veces sola, a veces no, a veces parece y estoy tan fría... desde antes de darme cuenta... es como cuando se avecina la tormenta: estás ansiosa, sentís la estática en el aire, no sabés si te querés quedar a mojarte o guardarte del rayo que pueda cruzar.

Yo que sé, basta.

Que sea lo que sea.

martes, 9 de agosto de 2011

Se siente como uno mismo todo el tiempo cayéndose dentro de uno mismo.

Hago asociaciones dolorosas más de lo que creo poder soportar, por ejemplo:
La marca de un nebulizador con el último día que mi vieja estuvo en su cama.

Ya no se cómo solucionar la cuestión de sentirme traicionada.
¿Cómo puede alguien traicionarme muriéndose?
Analizo muy bien, no crean que no, si esto no es ser condecendiente con mí misma, y créanme, lo que siempre pensaste que era lo más terrible que podía pasarte, es, en efecto, terrible. No son ciertas las apreciaciones cinematográficas de las oportunidades. Al menos no hasta que el fantasma de que podría haber sido mejor hija no me abandone.
Y estan los conocidos, y los seres queridos, y otras personas. Hacen fila para decirte que va a estar todo bien, que no tengas miedo. O para decirte que así no, que mejor así. O que ellos también, o que ellos no. Entonces vos decís "claro, tenés razón", te limpiás los mocos y esperas hasta que la próxima asociación libre te lleve a tu vieja y a su cama y a su pulmón y a su deshidratación.
Y quieras o no, quieran los demás o no, quiera el universo o no te sentís sola.
Y es irremediable, porque no es reversible y porque sos la única que está pasando por esto.

Y no es que le tenga miedo a la muerte,
le tengo miedo a la muerte de los demás.

lunes, 14 de marzo de 2011

Si te callas
y dejas -ausente-
morir la verdad
en el horizonte de tus labios,
o si sos viento
que se inunda
en los aires del desastre,
tal vez tus 22 fuegos
inicien la agonía
de saberse brasas
aún ardiendo.

Si la rabia
empaña tus ventanas
que se creen ojos,
y el despecho de los golpes
no ve el tiempo
que se presta para el cambio,
no desoigas esa voz que tenes
-bien adentro-

Y abrazate en tus dudas
y si es necesario,
sostenete en mi esperanza
para gritarle al cobarde
con nuestra sangre de quien resiste.

miércoles, 9 de marzo de 2011

Y te quería decir que no te amo más.

Y que soy feliz.

Y que no te odio, me das pena y asco.

Te lo quería decir porque no te soporto más en mi boca.

Así que eso, chau.

martes, 1 de marzo de 2011

(Me estaba acordando de cómo me vi llorar.
En una época yo trabajaba de moza en una parrilla y le tenía que llevar los nenes a la escuela al encargado, porque se abusaba de mi paciencia. Igual no importaba porque ella me iba a ver, me dejaba besos con Gra, me decía reina y me llevaba a pasear.

Y después supimos que era mentira, no sé por qué vuelvo a esto...)

Es que soñé cosas fuertes
y no me gustó estar sola cuando me desperté.
Es que tengo miedo
y alguien me dio la mano y no quiero que me la suelte.

jueves, 24 de febrero de 2011

¿Y bien?

8 y media de la mañana y recién me levanto, no pasé la noche despierta otra vez. Tendré que acostumbrarme a ser un poco más normal, tal vez.
La tormenta llena de causas en sus bordes y el centro revolucionario me persiguieron toda la noche, para dejarme en claro que yo quiero estar entre personas desesperadas.
Las personas desesperadas lloran y gritan y duelen y asustan y son hermosas.
Leen a Bukowski y a Artaud y a Hölderin y a Whitman y a Giróndo y a Pizarnik y a Cohen.
Escuchan música que te hace poner la piel de gallina, no otra.
Se levantan a cualquier hora para decir cualquier cosa.
Quieren saberlo todo inmediatamente, y que les pase todo inmediatamente.
No quieren que los vean llorar pero no se avergüenzan de haber llorado.
Son admiradores de la belleza en cualquiera de sus manifestaciones, y el horror les duele más por esa característica, aunque saben que el dolor los acerca más a la realidad humana, por eso eligen atravesarlo con valentía.
Tienen cierta sensibilidad que les permite estar más cerca de una buena sucesión de acordes, una buena toma de la fotografía, una buena agrupación de palabras.

Las personas desesperadas hacen que todo tenga sentido.

Yo por eso los amo profunda y sinceramente, y les estoy agradecida.




lunes, 14 de febrero de 2011

Yo quise fin y había más.

Una mezcla entre la canción más triste, y la más violenta.



Estar muerta es muy parecido a

el estado en que me pone querer morirme:

Esto no tiene nada que ver con adolescencia en decadencia, ni con anti-depresivos, ni con suicidios fallidos.
No soy adolescente, no estoy deprimida y no me quiero suicidar.
Estoy grande, furiosa y quiero que se me pase pronto para ser la de siempre.


Claramente me tengo que poner a pensar que siempre antes de vos estaba más tranquila. Siempre venís a recordarme cómo era lo que no me gustaba de mí y que había (a fuerza de música y buenas manos) podido controlar.
Entonces hay que dejar de jugar con esto, urgente.
Pongo la luna en su lugar y la venero desde abajo. No me sirve que la traigas a mi cama pero que no estés para mirarla conmigo.
Pongo las hadas en los cuentos y cada tanto aplaudo a ver si resucitan. No me sirve que me acompañen a la verdulería si les quebraste las alitas una por una.
Pongo el tiempo en los relojes, las flores en la cursilería, la intensidad en lo que no va a valer la pena, el "mañana" en lo que REALMENTE NO PUEDO HACER HOY y a vos

a vos

en la concha de tu hermana.

sábado, 12 de febrero de 2011

Ella también

La vida desmoronándose
u n a
y
o t r a
vez.

Hay que sacarse de adentro como sea esa sensación de que siempre voy a vivir pensando en cómo hubiera sido.
Y como sea es como sea.



Cortarse los párpados, los dedos, la boca. Mirar el fondo de la muñeca abierta hasta que salga todo de adentro.
Vomitar, sangrar, gritar, llorar.
Todas las cosas tienen movimiento,
todas las acciones tienen impacto.

El principio de entropía. Vos entrópica. Una implosión, dos implosiones, la felicidad ajena, las visiones del futuro, las imágenes del pasado.
Todas las secuencias, una a una, la mano ajena en el pelo que tantas veces dijiste que era mío, la necesidad de cerrar fuerte los ojos para que las cosas desaparezcan.

Ataque de pánico: ataque de angustia: miedo a la muerte o que pase lo peor: miedo a perder la vida o la razón: yo me estoy volviendo loca: vos me estás volviendo loca.

Ahora gritando: NO TE QUIERO MÁS.

lunes, 7 de febrero de 2011

¿y qué sabrá la gente de mi hambre?

domingo, 6 de febrero de 2011

harta HARTA harta HARTA HARTA harta harta harta harta harta harta harta harta harta harta harta harta harta harta harta harta harta harta harta harta harta harta harta harta harta harta harta harta harta harta harta harta harta harta harta harta harta harta harta harta harta harta harta harta harta harta harta harta harta harta harta harta harta harta harta harta harta harta harta harta harta harta harta harta harta harta harta harta harta harta harta harta harta harta harta harta harta


basta para mí

jueves, 20 de enero de 2011

Hoy me hace falta verte bien.

Ojalá pudiera.

Pienso que la palabra tarde existe y que el asco y el dolor de espalda también.
Pienso que algunas canciones son hermosas, yo quiero morirme ayer y algunas mentiras cambian el curso de las cosas.
Todo lo que pido está difuso.
Ahora no sé si la facultad, si la casa con patio, si el trabajo, si el pibe, si el tiempo está después o dónde o por qué.
No me des la mano porque para abajo no voy más

y

-por favor-

no vengas pronto a contarme cuánto te duele lo que escribo...
a mí me duele la existencia por sí misma, lejos o cerca devostuyo, pero no se lo cuento a c a s i nadie.