jueves, 24 de septiembre de 2009

Mira cómo la gente entra y sale, y ella hace esfuerzos sobrehumanos por aferrarse a lo que le sigue importando.
Es muy difícil lidiar con el egocentrismo ajeno… ni te cuento con el propio, pero al menos de eso es conciente y responde a acusaciones con sí misma.
Ahora, los seres que miran un solo ombligo y es el propio y que encima la vienen de caretas a hacerse los que dan amor, son un factor complicadísimo y que trae secuelas.
Ella puede no olvidar jamás cosas así.
Ojo, esto no significa que escarmiente o que esta vez sea menor la cantidad de apuesta sobre las nuevas situaciones: Lo único que aprende es a aclarar de antemano parámetros, prioridades y necesidades.
Pero entonces las fotos, la información indeseada, los sueños a la mañana, dormir 12 horas de corrido y demás malos yuyos la hacen parar un momento a reflexionar.
¿Sobre qué? Vaya uno a saber, lo que pasa es que la vida se le ocurre como una película sin receso para estirar las piernas entonces hay que correr o caminar, pero seguir avanzando.
La cosa es que ya no importa.
Las cosas que ya no importan.
Y las que si…
El reloj corriendo en la dirección más acertada: Cada vez falta menos para que todo siga siendo feliz como ahora, como hoy.

(Gracias a la miel en tu ventana).

4 comentarios:

  1. "Como quien no quiere la cosa. Ninguna cosa. Boca cocida. Párpados cocidos. Me olvidé. Adentro el viento. Todo cerrado y el viento adentro."



    El reloj es de plastilina


    =)


    Buena semana


    ...

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  2. No sé cómo felicitarte sin que sea una felicitación... Siempre me dio la sensación de que las felicitaciones implican cierta postura soberbia. Uno felicita a un nene que se saca un Excelente en matemáticas desde su rol de adulto, desde un "yo ya lo hice en su momento".
    No me convencen las felicitaciones pues, así que te rajo una puteada envidiosa de todo corazón y listo:

    Hijadeputa, qué lindo lo que escribís!!!!!!!!!!!!!

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