miércoles, 16 de septiembre de 2009

Kilómetros de hombre:

Si quería una tormenta está bien parado.
Un día, una hora,
un minuto,
palabras de más y de menos
y de más.
La baldoza negra o la blanca,
usted pisa las dos y total no importa,
ella no se iba a despertar por otra causa que no fuera su inmensidad.
No se olvide de lo que depara el futuro:
Un mar inagotable de palabras y manos.
Pero en fin, "estamos en la parte fácil".
Si pide que salte,
ella salta,
y como se siente con suerte
usted debe saber pedir.

Ella:

Se despertó una mañana con constelaciones en la ventana.
Quiso ser la mirada que lo merezca
y (por fin)
esos ojos fueron la bocanada de aire después de mucho tiempo bajo el agua.
Sintió que era estúpido quedarse estática
viendo pasar el
t i e m p o
- como queriendo quitarle importancia -
y después
(y ese después sí que importa ya que no florece Naranjos sino Jazmines)
encontrose con una sonrisa en la orilla de sus canciones.

También:

Hay millones de marañas en las cabezas
y peor cuando estan recostadas en la misma superficie.
¿Qué importa el resto entonces?
Absolutamente nada.
El mantra es tu nombre,
y los pájaros que lo llevan,
y no ser la jaula,
y nacer de una vez para ir a buscar lo que es nuestro,
y desperdiciar horas en escuchar a los poetas...

Porque eso, los poetas también, más que nadie.

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