sábado, 12 de febrero de 2011

Ella también

La vida desmoronándose
u n a
y
o t r a
vez.

Hay que sacarse de adentro como sea esa sensación de que siempre voy a vivir pensando en cómo hubiera sido.
Y como sea es como sea.



Cortarse los párpados, los dedos, la boca. Mirar el fondo de la muñeca abierta hasta que salga todo de adentro.
Vomitar, sangrar, gritar, llorar.
Todas las cosas tienen movimiento,
todas las acciones tienen impacto.

El principio de entropía. Vos entrópica. Una implosión, dos implosiones, la felicidad ajena, las visiones del futuro, las imágenes del pasado.
Todas las secuencias, una a una, la mano ajena en el pelo que tantas veces dijiste que era mío, la necesidad de cerrar fuerte los ojos para que las cosas desaparezcan.

Ataque de pánico: ataque de angustia: miedo a la muerte o que pase lo peor: miedo a perder la vida o la razón: yo me estoy volviendo loca: vos me estás volviendo loca.

Ahora gritando: NO TE QUIERO MÁS.

2 comentarios:

  1. Es cierto, todas las cosas tienen impacto. A veces uno siente que no puede escuchar lo que alguien está diciendo porque lo que hace está gritando. Me hiciste pensar en eso.
    Ya te lo dije, escribís muy lindo.

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  2. Jodida la fuerza interior
    que emana el grito.
    Poderosa.
    Indetractable.
    Surge de lo más profundo
    se eleva.
    No tiene horizonte.
    Solo seguir buscando
    si saber buscando a qué
    ni buscando a quien.
    Quien se despierta se duerme otra vez
    si el sueño es ése que
    no se quiere perder...
    se duerme otra vez.


    Cantó la Abuela Coca,
    una banda de amigos queridos.

    Un abrazo,
    Nicous.

    (le dejé otros comentarios por ahí)

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