martes, 9 de agosto de 2011

Se siente como uno mismo todo el tiempo cayéndose dentro de uno mismo.

Hago asociaciones dolorosas más de lo que creo poder soportar, por ejemplo:
La marca de un nebulizador con el último día que mi vieja estuvo en su cama.

Ya no se cómo solucionar la cuestión de sentirme traicionada.
¿Cómo puede alguien traicionarme muriéndose?
Analizo muy bien, no crean que no, si esto no es ser condecendiente con mí misma, y créanme, lo que siempre pensaste que era lo más terrible que podía pasarte, es, en efecto, terrible. No son ciertas las apreciaciones cinematográficas de las oportunidades. Al menos no hasta que el fantasma de que podría haber sido mejor hija no me abandone.
Y estan los conocidos, y los seres queridos, y otras personas. Hacen fila para decirte que va a estar todo bien, que no tengas miedo. O para decirte que así no, que mejor así. O que ellos también, o que ellos no. Entonces vos decís "claro, tenés razón", te limpiás los mocos y esperas hasta que la próxima asociación libre te lleve a tu vieja y a su cama y a su pulmón y a su deshidratación.
Y quieras o no, quieran los demás o no, quiera el universo o no te sentís sola.
Y es irremediable, porque no es reversible y porque sos la única que está pasando por esto.

Y no es que le tenga miedo a la muerte,
le tengo miedo a la muerte de los demás.