viernes, 13 de agosto de 2010

No importa lo que dure.

Quiere, Pedro Guerra



Vamos entonces con el cuerpo de lonja y fuego,
con los ojos verdes y limpios,
con el ritmo en las manos,
con lo que se quiere hacer del tiempo,
con lo que me alcanza por ahora porahora porahoraporahora porahoraporahoraporahora porahoraporahoraporahoraporahora porahoraporahoraporahoraporahoraporahora porahoraporahoraporahoraporahoraporahoraporahora

porahoraporahoraporahoraporahoraporahoraporahoraporahoraporahoraporahoraporahoraporahoraporahoraporahoraporahoraporahoraporahoraporahoraporahoraporahoraporahoraporahoraporahoraporahoraporahoraporahoraporahoraporahoraporahoraporahoraporahoraporahoraporahoraporahoraporahoraporahoraporahoraporahoraporahoraporahoraporahoraporahoraporahora.

(por ahora)

martes, 3 de agosto de 2010

Bueno, a ver...

Resultó ser que un montón de cosas relativamente importantes me dieron la espalda, y no me di cuenta hasta la hora de enfrentarme a ellas, o sea, un día antes de volver al rodeo. Esta puta cabeza, ¿no?, siempre lo mismo.
Después de pensar unas cuantas e intensivas horas, he podido recolectar algunas posibles soluciones que, ahora que analizo, tienen que ver con revalorizarme y salir del lugar inmundo al que creí pertenecer, estar tranquila y sola un tiempo y que nadie tenga la posibilidad de juzgarme o romperme las pelotas.
Paso a enunciar:

Opción uno: Un coma profundo autoprovocado al que después se le agregó la composición de unas cuantas canciones de depresión y odio anteriormente, que mi amiga Ana se encargaría de popularizar, así cuando me despierto tengo fama y dinero al alcance de mi mano... y descanso, que era lo que me importaba. Esto surge de que el arte se vuelve hit cuando el artista está en problemas, no sé, ustedes sabrán juzgar.

Opción dos: Un robo tranquilo a un banco, sin violencia y sin extorsión (no sé cómo carajo, acepto sugerencias), de un millón y medio de pesos (más o menos como en Pedro Luro). Acto seguido me entrego a la comisaría cuarta (obviamente sin decir en dónde está la plata). Me dan un par de años en los que la gente que me molesta no puede acceder a mi persona y encima no pago comida ni estadía. Una belleza.

Opción tres: Ante la preocupación de mi madre por la opción dos (fíjense que por la uno no), lucubré que hacerme monja sería parecido pero en lugar de un millón y medio tendría libertad... lo vale (en algún punto). Pensé que "hacerse monja" no existía más, que estaba prohibido o algo así, le pregunté a mamá, me dijo que no está prohibido ni mucho menos, all correct.

Opción cuatro: Comunidad Budista, Naturista, Escuela de psicología evolutiva, Hare Krishna...como la tres pero con muuuuucha onda.

Opción cinco: Me hago un viajecito a Colombia y me dejo secuestrar por el primer grupo de guerrilla que me cruce. Medio loco este, pero después puedo escribir un libro o conocer a la presidenta o a su marido o cosas así. Además ¿quién te dice que no le puedo ser útil a alguien por una vez en la vida?.

Opción seis: El Borda.





En fin, que todo esto sea tomado con humor, pero que no se pierda de vista la dimensión de la desgracia en que me hallo.


Buena fortuna pipol, yo me rio del peligro (?).

lunes, 2 de agosto de 2010

Quiero saber en dónde queda mi verdadera casa.